"Lo grande fue pequeño y pudo ser grande por virtud de que fue capaz de abrir el tarro que guardaba su perfumada esencia. Para que esa apertura se produzca es preciso las más de las veces asistencia. Eso que Heidegger, con expresión hermosísima, denomina cuidado, cura o procura. No existe en verdad pedagogía ni enseñanza, pero existe mayéutica, que siempre es asistencia distante, cura. Consiste en facilitar, desde la lejanía, la propia operación, la operación de [120] encuentro del singular con el ser propio. Consumar esa operación es producir arte, en el buen entendido que producción es, entonces, algo muy diferente de lo que significa ese vocablo en el contexto de la economía política, que es el contexto de la Industria. Producir es dejar que la cosa llegue a ser, es facilitar el tránisto de lo que aún no es al ser propio, es hacer que la virtud propia sea y se lleve a presencia. De ahí que la
poíesis artística sea en verdad fomento de virtud. Y en consecuencia, arte y virtud sean en esencia la misma cosa.
Nulla aestetica sine etica, nulla etica sine aestetica. El bien de una cosa es la realización de su virtud. Esplendor de la verdad y del bien es la belleza. "
- Trías, Eugenio. Meditacion sobre el poder. 2a ed. Barcelona: Editorial Anagrama, 1993. pp.120-121
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